Entrevista Ana del Arco
¿Cómo habéis afrontado desde el sector editorial estos tiempos pandémicos que estamos viviendo?
El sector editorial no es excepción y, a lo largo de estos meses ha sentido el efecto perverso de la crisis sanitaria y económica en toda su cadena de agentes: autores, bibliotecas, librerías, distribuidores y editores. En principio podría pensarse que la distancia social y el confinamiento son coyunturas propicias para escribir y para leer, sin embargo hay otros muchos factores que tienen repercusión directa en el sector editorial. Ante un escenario de librerías y bibliotecas cerradas, ferias del libro canceladas e imposibilidad de eventos presenciales, las cautelas fueron máximas y hubo altas dosis forzosas de innovación tecnológica. En general y siempre dejando la margen los llamados best-seller, los libros que se publicaron y distribuyeron a mitad de 2020 sufrieron mucho.
Además recordemos que el mundo del libro vive otra crisis perpetua: la piratería, el acceso no autorizado a contenidos protegidos. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España de la Federación de Gremios de Editores que acaba de publicarse: en 2020 “ha aumentado notablemente la proporción de lectores que pagaron por libros electrónicos, (del 35% al 39,8%), si bien siguen siendo mayoría quienes obtienen libros sin pagar o se los descargan gratuitamente desde internet”.
- ¿Qué valoración haces de los datos de edición de libros? A grandes rasgos, hablamos de una caída del treinta por ciento en 2020 respecto a 2019.
Conforme a estos datos la caída significativa en la producción de libros en Andalucía se produjo durante los meses de marzo a junio de 2020. Tiene mucho sentido este descenso en el periodo de confinamiento más restrictivo. En mi opinión lo sorprendente es que la tendencia general sea al alza, es decir, que cada año se publiquen más títulos en Andalucía y en España.
En 2019 se editaron en Anducía 7.273 libros. Más allá del contenido y de su oportunidad creo que la reflexión es si el número de títulos publicados es indicativo de la “salud lectora” de la población. Y de inmediato surgen dos preguntas ¿cuánto se escribe? y ¿cuánto se lee ?. No sabemos qué libros se están escribiendo ni qué manuscritos quedaron sin publicar por la decisión, muchas veces equivocada, de los editores. Sí sabemos que según el informe de la Federación de Gremios de Editores de España “el confinamiento elevó el número de lectores semanales de libros a su máximo histórico”. Sin embargo, el estudio también refleja que “el 36% de la población no lee nunca o casi nunca libros”. En una valoración muy a grandes rasgos, esto hace pensar que parte de los libros que se publican cada año quedan huérfanos de compradores y de lectores.
- ¿Qué estrategias está empleando el sector para que no decaiga le volumen de negocio?
La receta mágica sería armar un catálogo editorial coherente y con buenos libros de fondo, de esos que se continúan vendiendo con el paso de los años.
La inquietud, en mi caso constante, es estudiar cómo se están transformado los hábitos de lectura y pensar qué relación futura tendrán con el libro los que ahora son niños y niñas. No descartaría que, para determinados contenidos y formatos, vean el libro impreso como una experiencia a la que recurrir.
La tecnología, por cierto ya nada nueva, es un complemento fascinante al trabajo del editor pero no suple, y está bien que así sea, su perfil cuasi-artesano: cada libro es un mundo que precisa de una concepción, un tratamiento y de una difusión ad hoc.
- ¿Cuáles son las expectativas para 2021?
Respecto a Editorial Comares, nuestra intención desde hace años es trasladar las oficias a parte de un edificio del barrio de El Realejo situado en C/ Santa Escolástica, 3. Lo haremos efectivo cuando el Ayuntamiento de Granada resuelva los trámites que tiene pendientes para la licencia del proyecto.
Las expectativas futuras del sector pasan, claro, por cómo evolucionen las incertidumbres y las realidades que ha generado esta crisis. El sector editorial quizás sea, hasta el momento, el menos afectado de las industrias culturales ante este escenario de inquietud generalizada. El libro “nace y muere” en soledad y guardando todo el distanciamiento social.
Por hablar de realidades más que de expectativas, durante este complicado año se han abierto dos nuevas librerías en Granada: Librería Inusual (Calle Natalio Rivas, 3) y Librería Tremenda (C/ Molinos, 22). Además la Editorial Esdrújula de Granada acaba de estrenar nueva sede (C/ Flores, 4). Éstas son muy buenas noticias para Granada. La salud de la gestión cultural y del sector editorial pasa por una colaboración generosa y coordinada de todos sus agentes.
- ¿Cómo le ha ido el ejercicio a Comares? ¿Cuáles son las claves de que vuestra tendencia sea distinta a la del sector?
2020 fue un año complejo y hubo meses en que las novedades publicadas se acumulaban porque las librerías estaban cerradas o con limitaciones generalizadas de horario. Esto produjo disfunciones por territorios en la distribución a nivel nacional e internacional. En esencia, fué un escenario de muchas incertidumbres a las que dar respuesta.
El pasado mes de marzo Editorial Comares ya tenía diseñado el programa editorial y los títulos a publicar a lo largo del año. Tras valorarlo internamente y pese a la compleja situación, decidimos publicar todos los libros en programa y atender a los compromisos con autores y autoras. Sí paradójicamente en 2020 editamos un total 150 libros de Derecho, Historia, Filosofía, Arte y Traducción principalmente. Esta cifra supone un incremento del 7% respecto al volumen de títulos que publicamos en 2019. También digitalizamos una parte importante del catálogo y ya están disponibles algunas colecciones en libro electrónico.
A lo largo de estos meses ha sido determinante para difundir las publicaciones fortalecer las relaciones con la prensa, reforzar el posicionamiento web, la producción de contenidos audiovisuales, y la presencia en redes sociales.