LOS NERVIOS DE LA GUERRA

En el libro que aquí presentamos Juan Luis Castellano hace un recorrido por el término político de reputación militar, defendido por buena parte de los tratadistas de la época y argüido por generales como Gonzalo Fernández de Córdoba o Sancho Dávila para
arengar a sus tropas. Una política reputacionista debe ser, en principio, belicista.
Sin embargo, por el hecho de ser tremendamente costosa, es difícil conservarla y demasiado fácil perderla. El autor advierte de que cuando la escasez de recursos impide el mantenimiento de la reputación por las armas —como ocurre en los últimos años de Felipe
II— la única y más prudente salida será la vía diplomática, la tregua y, en última instancia, como aconseja Saavedra Fajardo, la paz, que puede conferir tanta o más reputación que la guerra. I.A.A. Thompson, por su parte, analiza el papel militar desempeñado por la nobleza en los siglos XVI y XVII, partiendo de la premisa del progresivo
abandono de sus tradicionales funciones castrenses. A pesar de la escasez de fuentes,
aventura la falta de vocación militar de la aristocracia, su resistencia a reclutar y aportar brazos a los ejércitos reales, precisamente cuando el descenso demográfico hace mella en el reclutamiento por comisión.