LEIBNIZ Y LAS CIENCIAS EMPÍRICAS
Leibniz and the empirical sciences
Juan Antonio Nicolás (Editor) , Sergio Toledo (Editor)
El interés de muchos de los miembros de la Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia (Fundoro) en el desarrollo de los saberes científicos en la Edad Moderna dio lugar a que hacia mediados de 2006 nos planteáramos la posibilidad de realizar un congreso alrededor de la figura de Gottfried Wilhelm Leibniz. El entusiasta José Montesinos, por entonces director de Fundoro, sondeó la receptividad del proyecto en la Sociedad española Leibniz y la buena acogida que obtuvo por parte de sus directivos Concha Roldán y Txetxu Ausín sirvió de pistoletazo de salida.
En septiembre de 2006, con motivo de la celebración en La Palma de nuestro congreso «Ciencia y religión de Descartes a la Revolución Francesa» 1, tuvimos la primera reunión del Comité Científico, con la presencia de Juan Arana, Daniel Garber, Jurgen Renn y Concha Roldán, donde se decidió dedicar el congreso a la relación de Leibniz con las ciencias empíricas, iniciar las gestiones con destacados estudiosos de esa temática y reservar algunas sesiones para que los jóvenes investigadores pudieran presentar sus comunicaciones.
A mediados de 2008 la crisis económica internacional estuvo a punto de dar al traste con el proyecto cuando ya estaba a medio configurar el elenco de conferenciantes invitados y se iba a proceder a la selección de las comunicaciones recibidas. Finalmente, gracias a una ayuda del Ministerio de Educación y Ciencia 2, se pudo celebrar el congreso restringiendo el número de participantes y las actividades paralelas que acompañan este tipo de eventos.
Siguiendo un modelo ya ensayado por Fundoro, el Comité Organizador hizo preceder el congreso por un Encuentro asociado, destinado a los docentes de enseñanza media, a modo de curso de formación de profesorado, que constó de nueve conferencias sobre aspectos generales de la obra de Leibniz 3. A su vez, el congreso «Leibniz y las ciencias empíricas» aportó doce conferencias y ocho comunicaciones.
Tanto el Encuentro como el Congreso se celebraron en el Liceo de la Orotava, surgido a mediados del XIX como Falansterio de Taoro, ligado a los ideales de la Revolución Francesa y de la masonería. En ese marco espléndido, frente al océano de arribada con el Teide como faro, vivimos cinco días de grata camaradería y de interés compartido por el gran pensador de Leipzig. A Isidro León, al resto de la directiva y al personal del Liceo queremos agradecer la cesión de sus instalaciones y su colaboración para que los aspectos logísticos marcharan sobre ruedas.
Con la distancia del tiempo es grato recordar anécdotas que animaron el Congreso. El simpático Mark Kulstad estuvo 24 horas perdido para la organización. Solo pudimos averiguar que había salido de su casa en Texas, pero se había perdido antes de llegar al aeropuerto de Tenerife-Los Rodeos en el vuelo previsto. ¿Había llegado a tomar el avión en Houston o había perdido las conexiones de vuelo en sus escalas en Nueva York o Madrid? Ni el teléfono ni el correo electrónico nos sacaban de dudas y no nos atrevíamos a llamar a su domicilio con la tópica frase: ¡Houston, tenemos un problema! Por fortuna llegó al día siguiente tan campante, ignorante de nuestros desvelos, porque todo se debía a un error en la fecha de llegada. Asimismo le pido disculpas al mercurial Georges Gale, que en el momento de su partida se vio conminado por el recepcionista del hotel a pagar su cuenta, que él creía haber abonado de antemano por vía electrónica, so pena de impedirle salir hacia el aeropuerto; avalamos por teléfono su marcha sin pagar, pero tuvo que padecer las molestias que le infligimos, a lo largo de diversos Estados de la Unión, durante su viaje de vuelta hacia Kansas City, para solucionar el pago mediante su tarjeta de crédito; como precaución contra los ladrones del ciberespacio nos mandó su número cifrado con varias claves leibnicianas.
Quiero manifestar mi agradecimiento a los compañeros de Fundoro que estuvieron a la altura de su probada eficacia: a Miguel Ángel González y Carlos Martín por sus gestiones respecto al alojamiento, estancia y vuelos; a Eduardo Martín y David Estévez por ocuparse de los asuntos informáticos; a Masu Rodríguez y José Andrés Oliva que filmaron todas las intervenciones; a Natalia Riel, Michael Breen y Jesús Paradinas por sus idas y venidas al aeropuerto; a Mila Ruiz por el sugerente cartel del congreso; a Pepe Montesinos por haber iniciado este proyecto. Asimismo agradezco a Juan Arana, Concha Roldán y Daniel Garber su ayuda para conseguir la participación de algunos destacados leibnicianos en el congreso, y a Juan Antonio Nicolás su empeño para que este libro viera la luz. Mi gratitud a los anónimos funcionarios del Ministerio de Educación y Ciencia que evaluaron positivamente la solicitud de subvención.
Un congreso es siempre una buena ocasión para hacer nuevos amigos y abrazar a los antiguos. Apreciamos el talante y los buenos modales de nuestros conferenciantes, que no plantearon problemas dignos de mención al equipo organizador durante su estancia. Supieron hacer gala, aparte de su erudición leibniciana, de otras loables cualidades, quienes su cordialidad o simpatía, quienes su jovialidad o bonhomía. Ojalá que este libro despierte en todos ellos el recuerdo de aquellos alegres días pasados en tan buena compañía. Y espero que los textos aquí recogidos interesen tanto al lector como para lamentar no haber podido debatirlos con sus autores en aquel invierno primaveral de La Orotava.
- Editor
- Juan Antonio Nicolás
- Editor
- Sergio Toledo
- Colección
- Filosofía Hoy
- Número en la colección
- 46
- Materia
- Filosofía
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788498368925
- ISBN
- 978-84-9836-892-5
- Depósito legal
- GR. 4205/2011
- Páginas
- 344
- Ancho
- 13,5 cm
- Alto
- 21,5 cm
- Edición
- 1
- Fecha publicación
- 05-12-2011