EL SOCIALISMO EVOLUCIONISTA
Eduard Bernstein (Autor) , E. Díaz-Retg (Traductor)
A finales del siglo XIX había quedado claro que la época de los golpes por sorpresa y las revoluciones acometidas por una pequeña minoría a la cabeza de la masa inconsciente había terminado. La «Gran depresión» de 1873, que se prolonga hasta 1895, da paso a un cierto período de prosperidad y estabilidad, y sobre todo superó la idea del «capitalismo utópico» de pensar en un capitalismo completamente autorregulado, sometido a las leyes del laissez faire. Entretanto, el 21 de octubre de 1878 se aprobaría una Ley en el Parlamento Alemán («Reichstag») que ilegalizaba al Partido Socialdemócrata. Esta Ley antisocialista extendería su vigencia hasta 1890. El capitalismo y su modelo de regulación cambiarían, superando la crisis interna a través de un proceso de transformación, aunque manteniendo sus bases institucionales fundamentales. El capitalismo intensifica su proceso de concentración empresarial y financiero y también de expansión de los mercados a través de nuevas formas de imperialismo. La complejidad de la formación social capitalista se había incrementado ostensiblemente.
Era el inicio de una época nueva. Pero no se olvide que también en las mentalidades de finales del siglo XIX existía la sensación de que se estaba acabando la época de la seguridad, y que se caminaba hacia un periodo de decadencia y de incerteza. En todo caso, el marxismo clásico a finales del siglo XIX y durante el siglo XX acabó por penetrar intensamente en todas las formas del saber social, con mayor o menos visibilidad. Desde luego marcó en gran medida la sociología desde Max Weber (que no tomaba como referente el socialismo, pero sí las aportaciones decisivas de Marx) y Ferdinand Tönnies, hasta Pierre Bourdieu y Loïc Wacquant, que han tratado de ampliar el análisis de las relaciones de clase y la crítica de la cultura. En este sentido el marxismo abierto se inscribe en la tradición cultural de una teoría crítica de la sociedad moderna.
El desarrollo de modo de producción iba parejo con cambios significativos en la organización político-jurídica de la sociedad capitalista. En las sociedades democráticas de masas, con la extensión del sufragio universal y la legalización de los partidos obreros, se abrían nuevas posibilidades de acción política en el marco de la legalidad. Los Partidos Socialdemócratas estaban siendo legalizados en los países europeos, y existía una fuerte inclinación entonces a su transformación en partidos reformistas. Se vislumbra la posibilidad de una vía democrática y pacífica hacia la instauración de una sociedad socialista y pluralista, sin necesidad de una revolución violenta. La ironía de la historia -afirmó Engels- es que las transformaciones se podían alcanzar con los medios legales más que con los medios ilegales y la revolución. Para Bernstein, la socialdemocracia persigue la conquista del poder político en una república democrática no para derrocar la democracia, sino para adaptar el aparato del Estado a las necesidades de las clases populares (clases subalternas), y utilizarlo como arma de poder en su defensa. De ahí también el temor perceptible en esa época de las clases dominantes a las victorias electorales de los partidos de los trabajadores.
- Autor
- Eduard Bernstein
- Traductor
- E. Díaz-Retg
- Colección
- Crítica del Derecho * Arte del Derecho
- Número en la colección
- 101
- Materia
- Filosofía del Derecho
- Idioma
- Castellano
- EAN
- 9788498368819
- ISBN
- 978-84-9836-881-9
- Depósito legal
- GR. 3639/2011
- Páginas
- 240
- Ancho
- 17 cm
- Alto
- 24 cm
- Edición
- 1
- Fecha publicación
- 18-10-2011